Balada Nupcial

Balada Nupcial

Escrito por Edgar Allan Poe en 1837

Traducido por Alberto Lasplaces.

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El anillo está en mi dedo y la corona sobre mi frente; he aquí que poseo rasos y joyas en abundancia, y en el presente instante soy feliz.

Y mi Señor me ama bien; pero la primera vez que pronunció su voto sentí estremecerse mi pecho, porque sus palabras sonaron como un toque de agonía y su voz se parecía a la de aquel que cayó durante la batalla en el fondo del valle, y que es dichoso ahora.

Pero habló de modo de tranquilizarme y besó mi frente pálida. Entonces un delirio vino y me transportó en espíritu al cementerio. Y pensando que mi Señor era el difunto Elormie, suspiré por él que estaba delante de mi: ¡oh yo soy dichosa ahora!

Así fueron pronunciadas las palabras, y así fué empeñado el juramento. Y aunque mi fé se haya apagado, y aunque mi corazón llegue a quebrarse, he ahí la dorada prenda que prueba que soy dichosa siempre.

¡Quiera Dios que pueda despertar! Porque sueño no sé cómo. Y mi alma se agita dolorosamente en el temor de haber hecho mal, en el temor de llegar a saber que el muerto abandonado no es feliz ahora.

Final

El origen de este poema es:
Poemas con un prólogo de Rubén Darío, Editor: Claudio García Sarandi, 441 1919 Peña Hnos.—Imp.