El lago

El lago

Escrito por Edgar Allan Poe en 1827

Traducido por Alberto Lasplaces.

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En la primavera de mi juventud, fué mi destino no frecuentar de todo el vasto mundo sino un solo lugar que amaba más que todos los otros, tanta era de amable la soledad de su lago salvaje, rodeado por negros peñascos y de altos pinos que dominaban sus alrededores.

Pero cuando la noche tendía su sudario sobre ese lugar como sobre todas las cosas, y se agregaba el místico viento murmurando su melodía, entonces, ¡oh, entonces se despertaba siempre en mí el terror por ese lago solitario!

Y sin embargo ese terror no era miedo, sino una turbación deliciosa, un sentimiento que ninguna mina de piedras preciosas podría inspirarme o convidarme a definir, ni el amor mismo, aunque ese amor fuera el tuyo.

La muerte reinaba en el seno de esa onda envenenada, y en su remolino había una tumba bien hecha para aquel que pudiera beber en ella un consuelo a su imaginación taciturna, para aquel cuya alma desamparada pudiera haberse hecho un Edén de ese lago velado.

Final

El origen de este poema es:
Poemas con un prólogo de Rubén Darío, Editor: Claudio García Sarandi, 441 1919 Peña Hnos.—Imp.