Catterina, la gata de Edgar Allan Poe

Si has leído  El Gato Negro, una de las obras más conocidas de Edgar Allan Poe, podrías llegar a pensar que Edgar Allan Poe no era un amante de los gatos, debido al malparado destino del felino protagonista de la historia.

¿Te sorpredendería saber que esto no era así en la vida real?

Edgar Allan Poe tenía una gatita

Sí, Edgar Allan Poe tenía una gata

Poe tenía una preciosa gata de color carey llamada Catterina, la cual era llamada en ocasiones como Kate o Catters.

Se cree que la hermosa gata llegó a la familia Poe cuándo él vivía en Filadelfia con su esposa Virginia y su suegra María Clemm, a finales de 1839 o comienzos del 1840.

Catterina estaba muy unida a Poe. Comía de la mano del escritor y se veía realmente deprimida cuándo él pasaba temporadas fuera de casa por motivos de viaje. Era una tradición que ella se posará junto a él mientras escribía a la par que ronroneaba.

Además, no solo tenía vínculo con Poe, sino que cuando su mujer estaba gravemente enferma, Catterina se acurrucaba con ella para darle calor y compañía. Esto lo hizo hasta el día del fallecimiento de Virginia.

Unidos hasta el final

Tras el fallecimiento de Edgar Allan Poe, en circunstancias incluso hoy no del todo claras, Catterina permaneció viviendo en la casa de Poe.

Sin embargo, tan solo una semanas después de su fallecimiento, la pobre gatita fue encontrada muerta por Muddy, la suegra de Poe.

Hay una teoría, no confirmada, de que la pobre Catterine murió de rabia (imaginad que en aquella época no existía vacunación ni control de mascotas), y que Poe la contrajo de ella.

PD: Como curiosidad, en el museo de Edgar Allan Poe en Richmond (Virginia), se encontraron un día tres gatitos. Los llamaron Catterina, Edgar y Pluto. La primera fue adoptada por un trabajador del museo, mientras que los dos gatitos se han quedado a vivir en el museo. Así que ya sabes, ¡si vas al museo algún día no olvides acariciarlos!

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